Cuando contemplamos el sufrimiento de
(la naturaleza de) los fenómenos condicionados, vemos:
Que las actividades no tienen fin,
que el sufrimiento existe entre muchos y entre pocos,
y que el sufrimiento existe entre ricos y entre pobres
Hay el sufrimiento del sufrimiento (infierno),
el sufrimiento del cambio y,
el sufrimiento de todos los fenómenos condicionados
Aunque un individuo sea capaz de defenderse del sufrimiento del cambio, no podrá escapar del sufrimiento de todos los fenómenos condicionados. Aunque un individuo sea capaz de defenderse del sufrimiento del cambio, no podrá escapar del sufrimiento de todos los fenómenos condicionados.
Drakpa Gyaltsen nos dice con esto que, por mucho que hayamos hecho y logrado cosas, no podemos decir nunca que hayamos concluido todas nuestras tareas y actividades. Es un sentimiento incesante y agotador de que todavía hay algo por hacer, por alguna razón nos mantenemos constantemente ocupados. Aunque en realidad jamás se incremente realmente la satisfacción derivada de nuestras actividades, estamos convencidos de que no podemos parar. Todo está condicionado pero, al no comprenderlo, nos convertimos en víctimas de nuestra interminable agenda. Independientemente de si obtenemos o no alguna satisfacción real de nuestras acciones, caemos presa de la inagotable actividad de los propósitos banales. Éste es un importante aspecto del sufrimiento de todos los fenómenos condicionados. Para empezar a comprenderlo, es necesario reflexionar sobre el sufrimiento que implica tener siempre algo que hacer, el sufrimiento de una mente incesantemente ocupada en una multitud de tareas. Como seres humanos, sabemos que nunca llega el momento en que nos sintamos satisfechos porque hemos hecho todo el esfuerzo necesario, que sintamos que hemos concluido todas nuestras actividades. Y aun así, nos falta sabiduría para cesar, simplemente. ¿Acaso todas estas listas de "quehaceres", confeccionadas por nuestra mente, acabarán realmente algún día si les dedicamos toda nuestra atención? En realidad, no acabarán hasta que nosotros decidamos parar. Las cosas nunca parecen concluir porque las hagamos; ¿sólo parecen concluidas cuando hemos dejado de hacerlas!!
¡¿No es increíble!?
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